Discapacidad auditiva
Casi todas las personas con discapacidad auditiva son detectadas por la familia y/o los servicios médicos antes de ser escolarizadas. Sin embargo, existen una serie de signos de alarma que pueden aparecer posteriormente.
Algunos posible signos de la pérdida auditiva en bebés:
- No reacciona a los sonidos fuertes.
- No busca o no detecta la procedencia de los sonidos.
- Ha dejado de balbucear y experimentar con nuevos sonidos.
- Aunque sigue balbuceando, no evoluciona hacia un tipo de habla más comprensible.
- No reacciona a las voces, ni siquiera cuando está en brazos.
Algunos posibles signos de pérdida auditiva en niños en edad escolar:
- No sigue órdenes simples, como “coge tus zapatos”, ni entiende las instrucciones sencillas.
- Se frustra con facilidad o tiene crisis comunicativas.
- Su capacidad para hablar y comunicativa está por debajo de lo normal.
- Depende mucho de la lectura de labios.
- Llega agotado tras el colegio por el esfuerzo de tener que concentrarse para entender lo que le dicen.
La sordera es un término general usado para describir la privación o disminución de la facultad de oír, es decir, todos los tipos y grados de pérdida auditiva. Los términos sordera, discapacidad auditiva e hipoacusia se utilizan frecuentemente como sinónimos, para hacer referencia tanto a niveles de pérdida auditiva leves como profundas.
Partiendo de que la audición es la vía principal a través de la que se desarrolla el lenguaje y el habla, debemos tener presente que cualquier trastorno en la percepción auditiva de la persona, a edades tempranas, va a afectar a su desarrollo lingüístico y comunicativo, a sus procesos cognitivos y, consecuentemente, a su posterior integración familiar, escolar, social y laboral.
El hecho de oír genera en el individuo un contacto continuo con el entorno, sabiendo lo que ocurre en él, pudiendo planificar o generar una respuesta al mismo. Provoca, asimismo, en la persona una sensación de seguridad. Hay ruidos, sonidos, verbalizaciones o comentarios que se oyen, que llaman la atención e inducen a indagar, a explorar o a preguntar. La audición provoca curiosidad y posibilita nuevas experiencias e informaciones. A través de lo oído, se puede anticipar lo que va a ocurrir o deducir lo que ha pasado gracias a un ruido, a un tono de voz o a un comentario verbal que llega por vía auditiva.
Por medio de la audición, la persona desarrolla el lenguaje oral en contextos de interacción verbal con los individuos de su alrededor; habla y oye lo que dice y lo que le dicen, aproximando su articulación y su lenguaje al modelo correcto que le ofrece el entorno. Oyendo a los de su alrededor va aprendiendo a utilizar diferentes registros de habla y a dirigirse según sean los interlocutores, los contextos y las intenciones.
La dificultad auditiva hace que la posibilidad de adquisición del lenguaje oral por vía natural, es decir, a través de interacciones espontáneas con las personas, sea menor lo que provoca un impacto negativo en el desarrollo ya que la cantidad y calidad de experiencias se reducen. El lenguaje es el instrumento que desarrolla las funciones cognitivas superiores y facilita el desarrollo emocional y la integración social. A través del lenguaje, los adultos enseñan y educan mientras los menores participan en el aprendizaje contrastando ideas y experiencias con sus iguales.
Conlleva dificultades para escuchar la gran mayoría de los sonidos; en muchos de los casos conlleva el desarrollo del resto de sentidos como la vista, la sensibilidad corporal o la capacidad para realizar lectura labial. Sin embargo, aunque la visión se establece como una fuente importante de experiencias, nunca se produce la denominada «suplencia sensorial», es decir, la suplencia de la pérdida auditiva por la información recibida, en este caso, a través de la visión.
Conviene resaltar que el hecho de ser sordo o tener dificultades de audición, no implica presentar inadaptación social. Las posibilidades comunicativas existen, así como la intención comunicativa, sin embargo, puede que no sean suficientemente competentes en el código lingüístico del entorno.