Trastornos del desarrollo del aprendizaje
Los Trastornos de Aprendizaje (TA), comúnmente conocidos como Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA), afectan a un 5-15% de la población en edad escolar. Por tanto, es habitual encontrar alumnos y alumnas con DEA en las aulas. Las Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA), las conocemos también como dislexia, disortografía y discalculia.
El alumnado con DEA en la lectura, escritura y/o matemáticas, aún presentando un funcionamiento intelectual adecuado, se enfrenta a algunos problemas que le impiden alcanzar su máximo potencial. Así, tareas que para otros pueden resultar sencillas, se convierten en obstáculos que superar, por lo que a menudo, pueden sufrir falta de confianza, de autoestima, y niveles altos de frustración.
Las investigaciones muestran que los niños y niñas que en los primeros momentos de su escolaridad presentan malas habilidades de lectura/escritura corren el riesgo de seguir estando rezagados con respecto a sus compañeros/as durante toda la escolaridad (Colenbrander, Ricketts y Breadmore, 2018). Además, las DEA son causa frecuente de fracaso escolar y de conductas disruptivas en las aulas.
De todo lo anteriormente mencionado se desprende la importancia de la detección e intervención temprana de las DEA, ya que de este modo, los niños y niñas pueden obtener la ayuda adecuada para conseguir las habilidades necesarias para su progreso académico. La detección e intervención tempranas incrementan las posibilidades de alcanzar el éxito escolar. Esta intervención requiere un seguimiento continuo y personalizado.
Lamentablemente, cuando estas dificultades se diagnostican como Trastornos o Dificultades Específicas de Aprendizaje, persisten durante toda la vida. Sin embargo, con el apoyo y las intervenciones adecuadas, las personas con DEA pueden tener éxito en la escuela y en la vida.
Identificar, aceptar y comprender las DEA son los primeros pasos hacia el logro de esta meta.