Trastorno por déficit de atención e hiperactividad · TDAH
¿Qué es, en qué consiste?
La Clasificación Internacional de Enfermedades, CIE-11, lo describe así: «El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se caracteriza por un patrón persistente (al menos 6 meses) de falta de atención y/ o hiperactividad-impulsividad que tiene un impacto negativo directo en el funcionamiento académico, ocupacional o social».
Existe evidencia de síntomas importantes de falta de atención y/o hiperactividad-impulsividad antes de los 12 años, generalmente en la niñez temprana o media, aunque algunas personas pueden recibir atención clínica más tarde.
El grado de inatención e hiperactividad-impulsividad está fuera de los límites de variación normal esperada para la edad y el nivel de funcionamiento intelectual.
- La falta de atención se refiere a una dificultad significativa para mantener la atención en tareas que no proporcionan un alto nivel de estimulación o recompensas frecuentes, distracción y problemas de organización.
- La hiperactividad se refiere a una actividad motora excesiva y dificultades para permanecer quieto, más evidente en situaciones estructuradas que requieren autocontrol conductual.
- La impulsividad es una tendencia a actuar en respuesta a estímulos inmediatos, sin deliberación ni consideración de los riesgos y consecuencias.
El equilibrio relativo y las manifestaciones específicas de las características de falta de atención e hiperactividad-impulsividad varían de un individuo a otro y pueden cambiar a lo largo del desarrollo.
Para que se pueda hacer un diagnóstico, las manifestaciones de falta de atención y / o hiperactividad-impulsividad deben ser evidentes en múltiples situaciones o entornos (por ejemplo, hogar, escuela, trabajo, con amigos o familiares), pero es probable que varíen según la estructura y exigencias del entorno. Así, los niños y niñas con TDAH suelen tener problemas para relacionarse con las personas que los rodean. Suelen presentar conductas inadecuadas, generando discusiones y problemas con sus familiares, profesorado y amistades. Además, los niños o niñas inatentos no tienen por qué expresar conductas de hiperactividad, esto hace que en las escuelas pasen más desapercibidos por lo que tendremos que extremar la observación.
Los síntomas no se explican por otro trastorno mental, del comportamiento o del neurodesarrollo y no se deben al efecto de una sustancia o medicamento (CIE 11).
El Manual de psiquiatría de la infancia y la adolescencia (2020) señala que el TDAH afecta entre el 5 y el 8% de la población de edad escolar, indicando que este trastorno es más frecuente en los niños que en las niñas, en la proporción de 2,9 niños por cada niña.
¿Puede coexistir el TDAH con otras dificultades?
A menudo el TDAH y las Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA) suele presentarse de manera comórbida (asociada). Si bien no existe acuerdo acerca de las causas de la relación entre ambos, todos los autores coinciden en que las dificultades específicas de cada trastorno favorecen el desarrollo del otro (Aguilera, A. et al., 2014).
Según la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP, 2022), aproximadamente un 20-40% de los pacientes con TDAH tienen una dificultad específica de aprendizaje. Y en el caso de la dislexia (dificultad específica de aprendizaje más prevalente y mejor conocida), un 25% de los niños y niñas con dislexia sufren también un TDAH.
Actualmente, el modelo de déficit múltiple intentaría dar explicación a dicha comorbilidad atendiendo a la relación de procesos o mecanismos comunes entre ambos trastornos: disfunción ejecutiva de la memoria de trabajo, control inhibitorio y una baja velocidad de procesamiento, implicación de regiones cerebrales comunes en ambos trastornos y la existencia de genes implicados en su aparición.
En una investigación realizada por Alemany Panadero, C. (2019), los resultados muestran que un 2,2 % de la muestra padece de forma comórbida TDAH, dislexia y discalculia. Por otro lado, también han encontrado que alumnos y alumnas con TDAH en la adolescencia tienen más riesgo de padecer desmotivación, frustración y baja autoestima (Rodillo, 2015).
Los trastornos de comportamiento son problemas asociados al TDAH que requieren de una atención especial ya que pueden crear serios problemas tanto en la convivencia familiar como en la escolar. La ansiedad (trastorno psiquiátrico más frecuente en la edad infantil) o la depresión (que suele apreciarse en falta de autoestima, estado de ánimo irritable, falta de energía, somatizaciones y problemas del sueño) (Artigas-Pallarés, 2003) son algunos de estos trastornos.