Intervención

¿Qué podemos hacer para ayudar a estos niños y niñas?

Cuando en el aula haya algún niño o niña con problemas derivados por presentar poca atención sostenida, actividad motora excesiva e inadecuada e impulsividad, resulta necesario programar algunas estrategias de intervención. Es necesario trabajar en aspectos que tienen que ver con el contexto, las condiciones y circunstancias en que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado, aspectos relacionados con la organización y facilitación del aprendizaje, adaptaciones en la evaluación del alumnado, organización del trabajo en casa y comunicación con la familia y aspectos dirigidos a promover el autocontrol y aumentar la motivación (Ripoll y Yoldi, 2009).

Se recalca la necesidad de intervenir porque es sabido que es la medida más eficaz para atajar los problemas de aprendizaje y comportamiento si se diera el caso. La intervención debe estar dirigida a los dos ámbitos: mejorar el control del comportamiento (habilidades sociales) y los problemas de aprendizaje. Resulta de especial importancia que el profesorado trabaje en equipo y comparta la información y los objetivos educativos programados para dar coherencia a dicha intervención y, en consecuencia, sea eficaz. 

Diseñar estrategias para responder a las necesidades de este alumnado construyendo contextos más adecuados es un reto para el profesorado; y una oportunidad para aprender nuevas estrategias y formas de actuar porque supone una evaluación constante de las prácticas educativas empleadas. 

Se recomienda enriquecer el primer nivel de intervención, es decir, los programas de clase, mediante la aplicación de los principios del DUA, la utilización de metodologías y métodos adecuados y la realización de un trabajo sistemático.  

Para algunos niños y niñas se organizará también, el segundo y el tercer nivel de intervención. 

El segundo nivel de intervención requiere que, además de beneficiarse del primer nivel, el alumno y la alumna tenga un apoyo adicional mediante acciones flexibles, temporales y preventivas, que se pueden dar en pequeño grupo. Estos soportes deben concretarse en las programaciones de aula y programaciones didácticas, deben costar en las actas de evaluación y se reflejarán también en un plan de intervención diseñado al efecto. 

La docencia compartida implica momentos de coordinación de los profesionales implicados, en los que se planificará conjuntamente, tanto lo trabajado en el grupo clase como en pequeño grupo o individual. 

Al alumnado identificado con TDAH en los procesos de detección específica y evaluación psicopedagógica se le realizará un Plan de Actuación Personalizado y requerirá de un nivel de apoyo específico, sistemático e intensivo, que corresponde al nivel III de intervención. 

La evaluación continua y sumativa servirá para monitorear el progreso del alumnado y ajustar la intervención y tomar decisiones sobre el nivel de intervención requerido. 

Principios didácticos 

Estos son los principios sobre los que debe basarse la práctica docente: 

  • Principio de individualización. El niño o la niña debe seguir su propio ritmo, por ello a veces es necesario realizar adaptaciones curriculares específicas en algunas áreas. 
  • Principio de actividad. El alumnado con TDAH necesita combinar cortos períodos de atención con la realización de actividades. 
  • Principio de secuenciación. Los trabajos deben dividirse en etapas cortas. Determine el tiempo que al niño o niña con TDAH le llevará hacer la tarea y ajuste su trabajo a ese tiempo, aumentando poco a poco a medida que progrese. 
  • Principio del éxito. Al iniciar el aprendizaje de cualquier habilidad, haga que los primeros ensayos del alumnado sean exitosos; esto les dará ánimo para seguir aprendiendo y aumentará su sensación de competencia.
  • Principio de feedback. Mientras aprende, necesita saber constantemente cuáles son los efectos de su comportamiento y de sus trabajos. No demore los refuerzos ni las ayudas. 

Intervención en el aula

  • Mostrar interés por su estado de ánimo y preguntarle qué necesita para sentirse mejor a la hora de afrontar una tarea. 
  • Felicitarle por los logros. 
  • Se cuidará la ubicación dentro del aula: cerca de la mesa del profesorado, alejado de elementos distractores, dónde la supervisión sea más fácil.  
  • Tener un ambiente estructurado y predecible: al comienzo de la clase explicar el orden del día y cómo se desarrollará la sesión. Al finalizar realizar un resumen de la sesión que sirva de recordatorio de lo que se ha trabajado.  
  • Organizar un espacio y/o una agenda de clase para colocar el horario, el calendario, las normas de funcionamiento, las fechas de exámenes, de entrega de trabajos… y estar disponible para cualquier consulta. Comprobar que la información esté recogida en la agenda personal. 
  • Utilizar recordatorios escritos o visuales para gestionar el material, las tareas… 
  • Utilizar listas de control. 
  • Ayudar periódicamente a organizar y mantener ordenado el material de su mesa, de su mochila, de sus baldas… 
  • Aconsejar que sólo tenga sobre la mesa el material indispensable para cada sesión, sin distractores. 
  • Dividir las tareas largas en varias más cortas, y dar más según vaya acabando. Así reforzaremos la importancia de acabar las tareas en un tiempo determinado. 
  • Proporcionar alguna estrategia para facilitar el control del tiempo (relojes de arena, temporizadores…). 
  • No abrumar con una cantidad excesiva de tareas. Menos y de más calidad. 
  • No sobrecargar las tareas para casa y coordinarse con el resto del profesorado. 
  • Asegurarse de que entiende lo que tiene que hacer. 
  • Supervisar la agenda. 
  • Establecer contacto visual con frecuencia y si hace falta llamarle la atención, utilizar un gesto, para así evitar nombrarlo constantemente. 
  • Formular las instrucciones una a una y asegurarse de que las ha entendido. 
  • Completar las instrucciones orales con apoyos visuales y modelaje. 
  • Usar pocas normas, claras, positivas y recordarlas con frecuencia. 
  • Programas de puntos. 
  • Utilizar refuerzos frecuentes al conseguir objetivos de comportamiento o de trabajo: felicitaciones, privilegios, premios, reconocimientos, gestos de aprobación. 
  • Ignorar los comportamientos inadecuados de baja intensidad y evitar considerarlos como algo personal.  
  • La técnica de la tortuga y otras técnicas de relajación y respiración 
  • Dar órdenes eficaces: sólo cuando sea necesario, que sean directas, personales, cara a cara, de una en una, asegurándose de que se han entendido. Si no se cumple, se repite avisando de qué va a suceder si se desobedece. 
  • Supervisar frecuentemente sus tareas y llevar un control del cuaderno, para ayudarle a completarlas correctamente. 
  • Utilizar hojas de registro diarias: plantear pocos objetivos, con metas alcanzables, realizar una valoración diaria y compartir la información con la familia. 
  • Ayudar a centrar la atención con preguntas como: “vuelve a leer”, “para y piensa”, “termina la pregunta antes de pasar a la siguiente…  
  • Utilizar el modelado, la práctica guiada. 

Metodología

  • Permitir el movimiento de forma organizada, hacer desplazamientos unido a una tarea (hacer fotocopias, repartir hojas en clase, borrar la pizarra...) para que se sienta útil. 
  • Permitir trabajar de pie. 
  • Tener un rincón de trabajo tranquilo que favorezca la concentración. 
  • Trabajar de manera lúdica e innovadora. 
  • Ofrecer actividades breves, claras, llamativas, participativas, manipulativas, de corrección rápida. 
  • Valorar su trabajo diario. No prestar demasiada atención a lo inadecuado. 
  • Valorar su esfuerzo. 
  • Facilitar momentos de trabajo en equipo, en grupos…y ayudarle para que aplique estrategias de autorregulación asegurando que la tarea sea acorde con sus capacidades.  
  • Facilitar estrategias atencionales y reglas mnemotécnicas. 
  • Entrenamiento en auto instrucciones. 
  • Hacer hincapié en los conceptos claves, escribirle las ideas principales… 
  • Facilitar estrategias de organización, listados de materiales… 
  • Fomentar estrategias motivacionales, situaciones estimulantes y de éxito. 
  • Avisar sobre las novedades, anticipar la información, ofrecer apoyos visuales… 

Evaluación

  • Antes: tener los criterios claros y bien definidos, realizar pruebas de evaluación accesibles, dividir en varios momentos las pruebas, proponer ejercicios significativos, subrayar o destacar en el enunciado la parte importante… 
  • Durante: ofrecer supervisión durante la prueba o el ejercicio. Asegurarse de que ha entendido el enunciado. Ayudarle a gestionar el tiempo. 
  • Después: realizar modificaciones en los criterios de evaluación 
  • Utilizar diferentes formas de evaluación (orales, escritas, presentación de proyectos…)  y priorizar preguntas cerradas, estructuradas, de opción múltiple, tipo test… 
  • Estructurar bien las preguntas. 
  • Tener en cuenta otros factores como el esfuerzo, la entrega de trabajos, el interés, la evolución…