Proceso de detección e identificación del TDAH.

En las aulas nos encontramos a menudo con niños y niñas que pueden tener dificultades para prestar atención, controlar los comportamientos impulsivos (pueden actuar sin pensar en cuál será el resultado) o ser muy activos. Es normal que tengan problemas para concentrarse y su comportamiento no sea el adecuado en un momento u otro. Sin embargo, en algunos casos estas conductas son más llamativas y se mantienen en el tiempo. Si estos problemas continúan, pueden ser graves y pueden causar dificultades en la escuela, en el hogar o con las amistades.

Las manifestaciones del TDAH suelen aparecer con el inicio de la escuela primaria. Esto se debe a que, durante los primeros años de escolaridad, se exige una serie de demandas a las que no se está acostumbrado:

  • Permanecer sentado o sentada durante mucho tiempo
  • Tener horarios más estructurados
  • Realizar deberes en casa
  • Mantener una gran atención y control sobre sí mismo/a.

Por lo tanto, es importante detectar estos problemas e iniciar la intervención tempranamente antes de que se llegue al fracaso académico, aparezcan problemas graves de autoestima y que las relaciones sociales se vean seriamente afectadas.

Además, ante la sospecha de TDAH y si desde la coordinación profesorado tutor-familia-pediatra se considerara necesaria, se debe iniciar un proceso de identificación. El diagnóstico clínico definitivo lo realizarán los profesionales médicos (neuropediatra, psiquiatra infantil, psiquiatra o neurología). Y será necesaria realizar la evaluación psicopedagógica en el ámbito educativo para identificar las necesidades educativas del alumno o alumna en particular, y establecer las actuaciones educativas apropiadas para responder a las mismas.

Agentes que participan en la detección e identificación

La identificación del TDAH es una tarea compleja en la que intervienen diversos agentes. La comunidad educativa y la familia han de trabajar en estrecha colaboración y aportar en este proceso la información útil y los elementos necesarios para que el proceso sea el adecuado.

  • La familia. La información trasladada por ella tiene gran importancia en la detección, intervención y evaluación de este alumnado, ya que son los que mejor conocen las características de sus hijos e hijas.
  • El profesorado. Es quien mejor conoce el funcionamiento de los niños y las niñas en el ámbito escolar, por tanto, la escuela y el aula son contextos idóneos para recoger datos e información valiosa sobre este alumnado. Para ello, el profesorado debe realizar una observación exhaustiva y sistemática del alumnado para poder detectar las dificultades que presentan. Estas observaciones se harán tanto sobre los comportamientos y el estado emocional, como sobre las producciones del alumnado.
  • El profesorado consultor/ orientador. Liderará todo el proceso coordinando a todos los profesionales que trabajan con este alumnado tanto en lo que se refiere al    procedimiento como a la toma de decisiones que deban adoptarse.

Asimismo, otros profesionales de apoyo a la inclusión, podrán ser requeridos en este proceso en función del grado de implicación que tengan con el alumnado objeto del procedimiento.  

  • El alumno o alumna. En la medida de lo posible se contará con su implicación en el proceso.
  • Asesoría de NEAE. Como partícipes en la detección e identificación, junto al profesorado consultor y orientador, colaborarán en la evaluación contextualizada y en el asesoramiento y formación sobre la intervención educativa.  
  • Servicios externosLos profesionales del ámbito de la salud, intervendrán en la emisión del diagnóstico clínico en los casos que proceda. Los servicios sociales intervendrán en aquellos casos de mayor riesgo psicosocial. Se establecerá con ambos servicios la coordinación necesaria para la realización de un plan de intervención si se requiriese.

Fases del proceso de identificación del TDAH

FASE I. Seguimiento sistemático del proceso de enseñanza-aprendizaje de todo el alumnado.

El profesorado tutor realiza una observación sistemática para detectar las señales que indiquen que el alumnado pueda estar en riesgo de presentar TDAH.  Asimismo, detectadas las dificultades se planifica la intervención en base a la información obtenida. 

Los ítems que se presentan a continuación se consideran señales de alerta o indicadores de problemas de atención, impulsividad e hiperactividad siempre y cuando:

  • Sean más intensas de las esperadas para la edad (que causen dificultades en el funcionamiento)
  • Afectan a varios ámbitos de la vida (se manifiestan en el colegio, en casa…)
  • Se prolongan por más de 6 meses
  • No pueden explicarse por otra dificultad o trastorno

SEÑALES DE ALERTA · INDICADORES

  1. Le cuesta realizar las rutinas diarias (poner/colgar el abrigo, ponerse en la fila…)
  2. Tiene dificultades para organizarse con el material (en la estantería, la mesa…)
  3. Se despista en las explicaciones generales y comete, sin darse cuenta, muchos errores en las tareas.
  4. Tiene dificultades para permanecer sentado/a en su sitio durante periodos cortos.
  5. Le cuesta empezar y terminar los trabajos a tiempo.
  6. Tiene dificultades con la conciencia del tiempo: antes/después del recreo, de la comida, los días de la semana…
  7. Tiene dificultades para contar lo que ha hecho en el día: qué ha comido, qué ha hecho…
  8. Se despista en los desplazamientos cortos que realiza a diario: se queda el último, se pierde de la fila…
  9. Tiene dificultades para seguir el ritmo en el grupo: esperar turnos, responder cuando corresponde, necesita moverse, se le cae el material…
  10. A menudo tiene conflictos con los compañeros y compañeras.
  11. Le cuesta participar en actividades en grupo.
  12. Le está costando adaptarse bien a la nueva etapa (Educación Primaria).

 

Estos indicadores, por un lado, alertan al profesorado de la necesidad de aumentar el nivel de intervención (más intensidad, frecuencia y en grupo pequeño), y por otro, sirven también para detectar síntomas de alerta en niveles atencionales y/o de hiperactividad e impulsividad.

Al alumnado detectado en riesgo se le realizará un Plan de Actuación Personalizado.

Esta labor la realizará prioritariamente el profesorado tutor en colaboración con el profesorado consultor u orientador/a.

 

FASE II. Detección específica e intervención

La evaluación y la intervención sistemática permiten detectar aquellos alumnos o alumnas que no responden a estas medidas, los resistentes a la intervención.  Es decir, algunos alumnos o alumnas aun recibiendo una instrucción de calidad y progresivamente más intensa, no reaccionan adecuadamente a la intervención. En tales casos, el profesorado consultor u orientador/a, realizara una detección más específica.

Para ello, una herramienta adecuada puede ser la Escala para la Evaluación del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (EDAH, Farré, A. y Narbona, J. 1998, 2003). Cuando en la detección específica se constate la existencia de un posible TDAH se activa inmediatamente la evaluación psicopedagógica.

descargar la escala

 

FASE III. Evaluación psicopedagógica y diagnóstico clínico

La evaluación psicopedagógica es un proceso extraordinario que complementa el procedimiento para la identificación.

Para la realización de la evaluación psicopedagógica intervendrá el profesorado consultor y/o orientador y las asesorías de NEAE. La emisión del diagnóstico clínico corresponde a los profesionales del ámbito de la salud, siguiendo el esquema recogido en el Marco General de Colaboración Educación-Salud Mental.

Cuando los informes diagnósticos provengan de servicios médicos, o gabinetes psicológicos privados se deberá indicar en los mismos la relación de pruebas que se le han realizado al alumno o alumna, sus resultados y la carátula de las mismas (en las que aparezca el nº de colegiado, el sello y la firma).

 

Fase IV. Intervención y seguimiento

La intervención debe comenzar en cuanto se observen las señales que alerten que el niño o la niña presenta dificultades de aprendizaje y/o atencionales y/o socioafectivas.