Trastornos del desarrollo de la coordinación motora
Durante varios años, muchos niños y niñas sin comorbilidad neurológica grave que presentaban un desarrollo motor subóptimo o con dificultades motrices en áreas específicas (como la coordinación visomotora o el equilibrio) eran etiquetados como “torpes”, con “dispraxia” o “trastornos motores menores”. En 1994, este tipo de trastornos se unificaron bajo el término único de “trastorno del desarrollo de la coordinación”; sin embargo, actualmente sigue siendo un trastorno poco conocido y a menudo infradiagnosticado.
Las nilas y niños prematuros, especialmente los más prematuros, constituyen un grupo de riesgo especial para la aparición de este tipo de trastorno.
Incluido en la CIE-11 dentro de los trastornos del neurodesarrollo y en el DSM-5 en los trastornos del desarrollo neurológico dentro de los trastornos motores. La CIE-11 proporciona una descripción sintomática y diagnóstica similar a la del DSM-5:
- Retraso significativo (por debajo de lo esperado para la edad cronológica y oportunidades de aprendizaje del niño) en la adquisición de las habilidades motoras gruesas y finas, y una deficiencia en la ejecución de las habilidades motoras coordinadas.
- Existe un grave impacto en el funcionamiento diario. Interfiere de forma significativa y persistente en las actividades de la vida cotidiana apropiadas para la edad cronológica (p. ej., el cuidado y mantenimiento de uno mismo) y afecta al rendimiento académico escolar, a las actividades prevocacionales y vocacionales, el ocio y el juego.
- Los síntomas comienzan en las primeras fases del período de desarrollo.
- Las dificultades con las habilidades motoras coordinadas no se pueden atribuir a una enfermedad del sistema nervioso, una enfermedad del sistema musculoesquelético o tejido conectivo ni deterioro sensorial, y no se explican mejor por un trastorno del desarrollo intelectual.
Las manifestaciones clínicas vienen determinadas por la combinación de una alteración en la propiocepción, la programación motora y la actividad motora secuencial, lo que conlleva dificultades en diferentes áreas motrices, que repercuten en las actividades de la vida diaria, el rendimiento académico y la autoestima. Las dificultades se presentan como torpeza (p. ej., dejar caer o chocar con objetos) así como lentitud e imprecisión en la realización de habilidades motoras (p. ej., coger un objeto, utilizar las tijeras o los cubiertos, escribir a mano, montar en bicicleta o participar en deportes).
Existen herramientas diagnósticas específicas para su detección. La evolución clínica sin tratamiento específico suele ser la cronificación de las dificultades motrices, por lo que el diagnóstico y el tratamiento precoz son fundamentales.
COMORBILIDAD CON OTROS TRASTORNOS
En la práctica clínica y la comunidad científica, todavía existen algunas ambigüedades en la definición y el diagnóstico del TDCM. La evidencia indica que el TDMC es un trastorno del neurodesarrollo único y separado que puede coexistir (y con frecuencia) con uno o más trastornos del neurodesarrollo:
- trastorno por déficit de atención e hiperactividad,
- trastorno del desarrollo del lenguaje,
- trastorno del aprendizaje procedimental o trastorno del aprendizaje no verbal. Este trastorno incluye niños con “trastorno del desarrollo de la coordinación” pero que, además, asocian dificultades de integración visoespacial, que pueden originar una discalculia, dificultades para realización de praxias y trastornos de la lectoescritura y de las habilidades sociales
- trastorno del espectro autista (TEA), aunque en este último caso la relación no es equilibrada (por ejemplo, hasta el 80% de los niños con TEA presentan riesgo de TDC, pero solo el 10% de niños con TDC presentan riesgo de TEA).